ESTUDIAR LARGAS HORAS Y MATARSE ESTUDIANDO, DEFINITIVAMENTE NO SIRVE
Seis sencillos pasos permiten internalizar de mejor manera los contenidos que se están estudiando, de tal forma que podamos entender que menos es preferible a más en este caso. Igualmente, aprovechar la manera lúdica de aprender y ejercitar oníricamente en sueños nuestra capacidad de aprendizaje, es una excelente forma de potenciar en forma positiva nuestra capacidad académica.
Si hay algo que existe en el inconsciente colectivo de todo alumno, es creer que para poder obtener buenas notas, hay que “matarse estudiando”. Craso error. El pasar horas y horas devorando libros y materias, no es el mejor recurso ni asegura que lo que allí se aprenda, quede en el inconsciente colectivo y nos sirva permanentemente de base para lograr el éxito académico.
Para evitar el cansancio físico y mental producto de querer asimilar el máximo posible de conocimientos supuestamente adquiridos en muchas horas de estudio, hay que entender que es mil veces mejor tomarnos tiempos delimitados para ello, donde la comprensión y la asimilación real de dichos conocimientos sea el verdadero resultado. Por ello, un reciente estudio realizado por la consultora especializada Gizmodo, puede dar luces sobre cómo poder conciliar tiempo para el estudio y tiempo para el relajo de manera perfecta y coordinada, logrando con ello la sincronización de cuerpo y espíritu que permita una técnica de estudio viable y exitosa.
Seis pasos para lograr una cultura de estudio ideal:
1- Estudia en sesiones de veinticinco minutos
Es una de las mejores sugerencias que todo alumno debería aceptar. En vez de pasar horas y horas sumergiéndose en apuntes y libros que nada asegura que quedarán en nuestra cabeza, los expertos señalan que la mejor forma de lograr el punto más alto de atención hacia lo que se estudia, es invertir en ello no más de veinticinco minutos por cada sesión. La realidad es que la capacidad de concentración y por tanto de aprendizaje del ser humano desciende drásticamente a partir de los veinticinco minutos, por ello la manera más efectiva para aprender es dividir las sesiones en pequeños fragmentos de aproximadamente esa duración. Muchos estudios sostienen que las personas que aprenden más rápido es porque son capaces de manejar y mantener su concentración durante un breve pero productivo periodo de tiempo.
2- Aprende diferentes técnicas de lectura: skimming y scanning
Comprender un texto, clasificarlo y diferenciarlo de otros suele ser una de las tareas claves a la hora de aprender cualquier cosa. El skimming y el scanning son dos técnicas de lectura que permiten coger grandes cantidades de texto y abordar su contenido sin tener que ir línea por línea. El Skimming es básicamente pasear la vista por encima del texto captando palabras sueltas aquí y allá. La idea es captar la primera línea de cada párrafo. Al terminar, tendremos un esquema mental de cómo está dispuesta la información y cómo podemos abordarla para su aprendizaje. El Scanning por su parte, es detenerse línea tras línea cogiendo una breve noción de lo que se expone en el texto. El truco está, sin embargo, en coger varias palabras clave e irlas buscando mientras se realiza este proceso. Identificar y subrayar las tres palabras clave, es señal que se está asimilando lo estudiado.
3- Si no puedes explicarlo, no lo has entendido
Es fundamental entender que el cerebro entiende y aprende conceptos completamente cuando es capaz de destilarlos hasta su esencia misma, es decir que pueda trasvasijarlos a otro receptor. La mejor forma de comprobar si lo que estamos estudiando lo hemos comprendido e internalizado, es simular ser un profesor que estamos dictando cátedra al respecto. Si podemos dar una breve clase magistral de 10 minutos, entonces es señal de que estamos por el buen camino. Esto sirve tanto para reforzar el conocimiento de lo que sí sabes, como para identificar qué partes no acabas de tener del todo claras.
4- Entiende cómo funciona la memoria
Una cosa es clara: la memoria humana es muy compleja y está dividida en varios tipos y funciones. Por ello, aprovechar su modo visual es fundamental para poder estudiar de la mejor forma. Por eso, lo más útil es encontrar un método gráfico para tomar apuntes que mejor se adapte a nuestras necesidades. En otras palabras, si diseñamos una matriz que nos permita ordenar en nuestro cuaderno de apuntes y en la cabeza la materia que estamos estudiando, podremos recordarla mejor. Lo más recomendable, es utilizar conceptos clave y crear un pequeño cuento o breve argumento con ellos, da igual lo absurdo que sea. Ponerlos en orden y relacionarlos es lo que hace que se activen las áreas específicas del cerebro relacionadas con la memoria.
5- La práctica suele ser mejor que la teoría
Este punto básicamente tiene que ver con la destreza para poder exponer y explicar lo aprendido, casi sin darnos cuenta realizando cualquier tipo de actividad práctica relacionada con los mismos. De hecho, esta es la forma con que se les enseña a los niños. Lamentablemente, en institutos y universidades, se privilegia más la memoria que la acción lúdica, por ello mucho de las frustraciones académicas que allí ocurren. Hacer redacciones, resolver problemas, escribir un breve ensayo, esquematizar o simplemente ordenar términos en orden alfabético son procesos que ayudan tanto a la memorización como a la relación de conceptos, al aprender.
6- El poder del sueño
Aunque no lo creas, cuando estamos dormidos es cuando más trabaja nuestro cerebro. En esta etapa es cuando oníricamente relacionamos conceptos, ideas y teorías y las transformamos en lo que los expertos llaman “imágenes latentes”, a través de las cuales internalizamos lo que estamos aprendiendo. Un excelente consejo es que antes de dormir, hagamos una breve lectura de repaso de no más de diez minutos, y nos entreguemos a los brazos de Morfeo. Es muy probable que en algún minuto de nuestros sueños, todo lo que hemos estudiado nos vuelva a visitar en forma mágica, interrelacionado temas y materias que nos harán programar de forma más poderosa estos conceptos en nuestro cerebro.
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