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El primer año de universidad. Claves para sobrellevar el cambio del colegio a la educación superior

14

de mayo

2015

EL PRIMER AÑO DE UNIVERSIDAD. CLAVES PARA SOBRELLEVAR EL CAMBIO DEL COLEGIO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Considerado un proceso difícil en lo que a adaptación se refiere, los expertos recomiendan entender que en los estudios superiores el alumno es su propia conciencia y es quién dirige sus actos. Internalizar que “ser universitario” es más que asistir a clases y tener la suficiente madurez para evitar las tentaciones que arroja la libertad en esta etapa de la vida, es algo que diferenciará de saber tomar el camino hacia el éxito o fracaso académico.

Si hay una cosa que no ocurre cuando se entra a la educación superior, es que alguien imponga reglas sobre cómo poner atención en clases, cómo ir vestido o cómo manejar su tiempo. Eso es cosa del colegio. Lo que hoy viven y vivirán futuras generaciones de estudiantes de primer año, es algo personal que hay que tomar con la mayor madurez posible.

Todo “mechón” sabe que nadie les dirá que presten atención en clases, ni los obligará a entrar en a clases. El paso del colegio al primer año de educación superior, experiencia que están viviendo miles de jóvenes, no sólo implica sacarse el uniforme, sino enfrentar nuevos métodos de estudio y exigencias académicas, y es el comienzo de una etapa en la que se dan los primeros pasos hacia la independencia personal. Por ello no es de extrañar que en el primer año de universidad, dos de cada diez alumnos deserta, por lo que este período es considerado el más difícil.

Cómo manejar la libertad

El tema entonces es saber cómo se puede manejar de la mejor forma esa “libertad” que de la noche a la mañana llega a todo novel estudiante. Las tentaciones son muchas y están al alcance de la mano. Fiestas, libertinaje, drogas, alcohol, son parte de la oferta que llega de manera abrupta. A diferencia del colegio, en esta oportunidad nadie estará tras el estudiante advirtiéndole lo malo que puede ser parea su vida académica caer en excesos. Los estudios superiores parten de la base que todo alumno es consciente de su rol en esta etapa y que su sola presencia se entiende como una voluntad dispuesta al estudio y a forjarse como un futuro profesional. Cualquier tema extra académico, al mundo universitario no le incumbe, ya que presupone la madurez de quienes ingresan a él.

Según los expertos, la mayoría de los jóvenes que llegan a la universidad han sido exitosos en sus colegios. Lamentablemente, ellos sólo replican los hábitos de estudio del colegio, esto es memorizan o escriben todo lo que dice el profesor, sin priorizar lo más relevante. No entienden que más que tomar apuntes, la clave está en comprender la materia, misma que entregada en clases, sólo representa un pequeño porcentaje de la internalización que se requiera para poder seguir la línea. En la universidad las clases continúan fuera del aula, en las conversaciones con los compañeros, en la biblioteca, en los pasillos, en casa leyendo libros o investigando en internet. Es un proceso integral donde todo suma y que cualquier desajuste provocado por un interés mayor del estudiante hacia otros temas, al final siempre pasa la cuenta.

Entender que ya no se está en el colegio

Entonces no es de extrañar, que según las estadísticas, el cincuenta por ciento de quienes tienen promedio rojo en gran parte de sus asignaturas sean novatos y que las calificaciones empiecen a subir recién después del tercer semestre. Los más experimentados, que generalmente son alumnos que han debido repetir un ramo, aconsejan que ahí está la clave del éxito en la educación superior…entender que ya no se está en el colegio, en todos los aspectos, especialmente en lo que a materia y forma de estudiar se refiere.

Muchas universidades, conscientes del costo que tiene para ellas la deserción de sus estudiantes, han ideado estrategias para identificar ciertos factores de riesgo. La mayoría evalúa los métodos de aprendizaje de los jóvenes y su motivación por la carrera mediante encuestas. De ahí surgen las recomendaciones, que parten de lo más básico: asistir a clases en el caso de los estudiantes que no han aprendido a manejar su independencia y entender que el día tiene veinticuatro horas y que no todas son de estudio, sino que hay que definir un horario específico para éste.

Es crucial también para el éxito académico de cualquier alumno, hacer entender a los padres que se está en otra etapa de la vida. Lejos de hacer un bien, cualquier invasión a la privacidad de los jóvenes sólo puede provocar un rechazo de ellos hacia esa errada estrategia, generando mecanismos de defensa que finalmente pueden lograr precisamente lo contrario de lo que se busca…es decir incubar una mala disposición a la carrera que se estudia y ser los culpables de una futuro abandono y quedar a la deriva en la vida.

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