CÓMO LOGRAR EL ÉXITO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
El cambio drástico hacia una nueva forma de vida académica, es el principal escollo con el cual se encuentran quienes ingresan por primera vez a la educación superior. El saber adaptarse, tomarle el ritmo y hacerse responsable de sus actos, es una excelente forma para no dejarse sobrepasar por este nuevo mundo tan distinto al colegio.
Sin duda alguna, el sueño de todo estudiante tras egresar del colegio es poder ingresar a la educación superior. Tras él, una familia completa comparte lo que para muchos más que un anhelo etéreo, puede llegar a convertirse en sólo una quimera si no se planifica este proyecto a futuro con la debida antelación y madurez. El poder conllevar todas las responsabilidades que implica proyectarse hacia un futuro acariciado donde un título lo acredite como un profesional, va mucho más allá de ser un simple sueño juvenil. Es trabajo duro y mancomunado que concierne no solamente al interesado, sino a todos los miembros de su núcleo familiar.
Tan importante cómo entrar a la universidad, instituto o centro de formación técnica es poder mantenerse al menos el primer año. El paso desde el mundo escolar al de la educación superior es tan grande, que muchos no logran soportarlo. La diferencia entre ser un escolar y un alumno de una carrera profesional o técnica es abismante. Para comenzar, en la educación superior nadie obliga a nadie. Aquí no hay inspectores, no hay profesores anotando en el libro, no hay papás leyendo la libreta de notas. Cada alumno debe hacerse responsable por su propio proyecto de vida. Si no asiste a clases, si no recupera horas, si no se preocupa por mantenerse al día, o no asiste a las pruebas o exámenes, simplemente su paso por la educación superior tienen fecha de vencimiento.
El fantasma de la deserción y la no tolerancia hacia un nuevo ambiente académico -que si bien se caracteriza por su marcada libertad- está lleno de responsabilidades personales. Tal vez el mayor de los temores que los alumnos deben padecer en este cambio de chip mental que significa el paso de un mundo a otro sea precisamente no saber manejar esta libertad. Esto se vuelve aún más cierto, si consideramos que la actual tasa anual de deserción en la educación superior chilena alcanza a una preocupante cifra del 30,1%, lo que implica que de cada diez estudiantes, tres dejan su carrera al primer año, aumentando al segundo año a un dramático 43, 3%.
Tener buen rendimiento académico, contar con hábitos de estudios realmente internalizados y una sólida fortaleza en lo que concierne a conocimientos base de lo que se está estudiando, además de saber respetar y adaptarse a las metodologías de enseñanza de cada institución, que considera incluso programas de reforzamiento para los alumnos de primer año que demuestren ciertas falencias, son la clave del éxito que permitirá seguir avanzando año a año en concluir de la mejor manera una carrera que los llevara a lo que soñaban desde niños: convertirse en un buen profesional.
Finalmente, una excelente forma de prevenir que el golpe del cambio sea tan violento antes de dejar el colegio, está en la elección de un buen preuniversitario que ayude a los postulantes a disminuir esta brecha académica entre el colegio y la educación superior. En PREUTECH desde hace muchos años sabemos que nuestra misión no es sólo preparar postulantes a un examen específico, sino tenemos la obligación de forjar -en su más estricto sentido- a futuros estudiantes. Programas de inmersión especialmente diseñados para áreas específicas, orientadores que guiarán sólidamente a encontrar el camino correcto y profesores con vasta experiencia en el tema, son parte del valor agregado que esta institución ofrece a quienes buscan concretar un anhelado sueño…ser un buen profesional.